Razones por las que disparar con película puede hacerte mejor fotógrafo
Sin duda, lejos de estar acabada la fotografía química (o analógica) vive una gran momento a pesar de que muchos llegaran a pensar que con lo digital este tipo de tecnología acabaría desapareciendo. Por supuesto que siempre pensamos que habría quien se aferrara a ella como una forma de arte “alternativo”, por decirlo de algún modo, pero en general parecía que el capítulo de la fotografía analógica se acabaría cerrando sin más y desde luego que no ha sido así.
En los últimos años las ventas de películas fotográficas no han hecho más que crecer y se han abierto muchos negocios que tienen la fotografía química como protagonista. Además, ahora que ya existe una generación de fotógrafos que sólo han tomado imágenes en tecnología digital muchos de ellos están volviendo a las raíces de este arte iniciándose en la película fotográfica. Pero ¿cuáles son las ventajas de hacer fotos con tecnología analógica? ¿Puede ayudarnos a mejorar como fotógrafos?
1. Sólo tienes 36 oportunidades (como mucho)
Una de las ventajas de disparar en formato digital es que, en teoría, tienes posibilidades casi infinitas de “hacerlo bien” ya que puedes disparar ilimitadas veces y comprobar in situ si el resultado es el esperado y hacer las oportunas correcciones. Sin embargo, en fotografía química la cosa cambia bastante. Es cierto que podrías disparar fotos indefinidamente si tuvieras muchos rollos de película, pero cada uno de ellos cuesta dinero, tanto el soporte en sí como por el revelado. Por eso es bastante menos probable que desperdicies una foto y mucho más habitúal que pienses cuidadosamente cada disparo que hagas.
Pensar bien cada fotografía te hace trabajar con más cuidado, algo que sin duda es positivo uses el formato que uses. Pero saber que tienes muchas menos posibilidades de que la foto salga bien (36 en el mejor de los casos) sin duda es algo que puede hacer cambiar tu forma de trabajo. Te obliga a planificar adecuadamente cada imagen antes de hacerla, a tratar de prever el resultado antes de presionar el obturador asegurándote de que los ajustes son correctos cada vez.
2. Te obliga a conocer mejor la técnica
Al hilo de lo anterior, y aunque es cierto que muchas cámaras de película tienen ajustes automatizados (sobre todo las más modernas), es evidente que en fotografía química el papel del fotógrafo a la hora de hacer la foto es mucho más importante. Así, mientras que en digital es muy común recurrir a los modos automáticos, los fotógrafos analógicos suelen recurrir más al control manual (o a los modos de prioridad).
Esto hace que tengan que conocer mejor tanto la técnica como su equipo, que tengan mayor interés en aprender cómo se comporta la película en diferentes situaciones de luz, o que sean más capaces de evaluar la iluminación de la escena y de saber cuáles son los ajustes que se necesitan en determinadas situaciones.
3. Te hace mejorar tu paciencia
Vivimos en la sociedad de la inmediatez, siempre conectados y siempre buscando resultados instantáneos, ya sean mensajes, información, fotografías... Las redes sociales como Facebook o Instagram nos ofrecen al instante miles de imágenes, y las cámaras digitales hacen algo similar, no digamos si hacemos fotos con un teléfono móvil u otro dispositivo similar y acostumbramos a compartirlas de forma inmediata. Pues bien, la fotografía química no tiene nada que ver con esto, requiere paciencia para ver los resultados y esto la convierte en algo no ya diferente sino muy especial.
Sin duda lo hay en el hecho de haber fotografiado algo y no poder verlo hasta después de varios días (o semanas). Te da tiempo a pensar en cómo serán las fotos, en si las podrías haber hecho de manera diferente y en si estarán a la altura de lo que recuerdas. O si, por ejemplo, son las fotos de algún evento familiar no hay mejor forma de revivir el momento que con las copias en papel de las imágenes realizadas.
4. Contribuye a desarrollar la creatividad
A pesar de no tener las posibilidades que el postprocesado digital aporta, con la película se pueden hacer muchas cosas interesantes a nivel creativo. Se pueden comprar diferentes tipos de películas para conseguir distintos efectos (incluso películas anticuadas para “ver qué sale”), se pueden modificar en el revelado a base de usar líquidos distintos o de aplicar técnicas de revelado… Nunca se sabe lo que saldrá, pero hay una buena cantidad de formas de experimentar para conseguir un aspecto distinto en las imágenes finales.
Además, las fotografías de doble exposición cobran una magia especial con los carretes de película. Esto es algo que desde luego se puede hacer en el post-procesado digital, pero sin duda con película química es más auténtico, sobre todo por lo inesperado del resultado.
5. Hasta cuando sale mal puede ser interesante
Foto de Madelinetosh carretes de película química muchas veces dan problemas, se enganchan, se pueden velar, se pueden exponer dos veces sin querer… Cuando esto era la única opción podía resultar muy frustrante pero ahora no tiene que ser necesariamente malo y hasta tiene algo de magia.
De hecho, los errores al hacer avanzar el carrete o el deterioro de una película pueden producir resultados muy interesantes que seguramente no se podrían repetir a propósito. Por mucho que intentemos ser cuidadosos y tratar de que todo salga exactamente como debe, en fotografía química es mucho más probable que algo salga mal. Y esto, lejos de ser un hándicap, puede ser tanto un acicate para que pongamos más atención en nuestra labor de fotógrafos como una hermosa manera de conseguir fotos únicas. ¿Y tú qué opinas?